martes, 4 de enero de 2011

Acusan a Hazte Oír de generar división en el movimiento provida por su pertenencia a la secta el Yunque.


Tras la publicación el domingo 2 de enero en el diario El País de un reportaje en el que se hacía eco de las críticas de destacados activistas católicos, incuído un canciller de un obispado, contra Hazte Oír y el entramado de plataformas que lo rodean por su pertenencia a la secta mejicana Yunque, ha sido el diario digital cristiano, nada sospechoso de connivencia con el PSOE (único argumento esgrimido por Hazte Oír para defenderse del reportaje del El País), Forum Libertas, quién ha sacado a relucir que en “la larga serie de hechos que constan ya en diversos informes se suceden las acusaciones de manipulación, afán de dominio y confusión entre lo religioso y el poder temporal. A lo largo de este tiempo, se han sucedido declaraciones públicas de ex miembros de Yunque, y otras no tan públicas. Ahora todo esto ha estallado, y salvando errores concretos como el atribuir la pertenencia a aquella organización del presidente de la Fundación Burke, Antonio Arcones, en la mayoría de datos que señala existe plena coincidencia con lo que se ha venido sabiendo y diciendo.”
Desde Forum Libertas van más allá, y acusan a HO y sus plataformas de crear “serias divisiones en el ámbito de la defensa de la vida, de la familia, de la oposición contra la asignatura de Educación por la Ciudadanía, y que ha dejado desengañadas a muchas personas”.
Para terminar, desde Forum Libertas exigen a los obispos, guías espirituales de la inmensa mayoría de activistas provida, que intervengan, y abogan por la desaparición de la secta a la que pertenece HO y sus plataformas:

Ahora ya no sirve negar la evidencia, cuyo alcance está fuera de toda duda.
No sirve continuar practicando el juego de hablar de una sociedad, ‘reservada’ en lugar de secreta, a base de mezclar a los obispos en la historia. Uno siempre ha de saber quién es exactamente el que tiene sentado al lado.
No sirve inventar nuevos nombres, nuevos camuflajes.
Así no se debe continuar, los responsables eclesiásticos deben planteárselo con el rigor que la gravedad del caso exige. Benedicto XVI ha mostrado claramente el camino con su ejemplo en otros hechos. No se deben ocultar en nombre de la Iglesia hechos que se producen en su seno y que son contrarios a principios fundamentales del Evangelio. La sociedad secreta y su entramado deben desaparecer. Además, los responsables están obligados a dar cuenta pública de sus asociaciones visibles, de los nombres, de sus juntas directivas, las fechas de sus asambleas generales, de las elecciones que han practicado en su seno, hacer público el libro de actas que toda asociación debe tener, y presentar con claridad sus estados de cuentas. Eso es otra exigencia inexcusable e inmediata.

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