
Luis Montes, ex jefe del Servicio de Urgencias del Hospital Severo Ochoa de Leganés, que fue procesado por el asesinato de varios de sus pacientes, ha sido invitado por la Universidad Internacional Menendez Pelayo, para participar ayer en un aquelarre a favor de la eutanasia, apoyado a demás por el ministerio de Sanidad, representado por el secretario general de Sanidad, José Martínez Olmos, y del el gerente del Servicio Cántabro de Salud (SCS), José María Ostolaza.
El tétrico señor Montes comenzó pidiendo un debate “sereno” y “sosegado” sobre la “muerte digna”, para, posteriormente advertir que “los derechos no se consensúan, se conquistan”, y “menos aún” con “quienes pretenden usar el consenso para limitar el alcance del progreso social”.
“No buscamos ningún grado de consenso con opiniones tan alejadas de las nuestras”, aseveró Montes, en alusión a “posiciones de rancia tradición que consideran al ser humano como usufructuario de la vida” y la vida como un don “divino”.
Causa espanto pensar que semejante personaje ha tenido en su mano la vida de centenares de personas enfermas, que esperaban un alivio en sus sufrimientos incurables. Y no extraña nada en absoluto que muchos encontrasen la muerte siendo atendidos por alguien que piensa que el ser humano no es “usufructuario de la vida”.
También llama la atención que alguien que es apasionado partidario de liquidar personas, y que haya sido procesado por asesinarlas, haya quedado absuelto cuando el informe del colegio de médicos de Madrid aludía a varios casos de negligencia médica grave, responsable directamente de la muerte de los pacientes, y cuando él mismo parece mostrarse encantado de aplicar aquello por lo que fue acusado, a la menor oportunidad.
Desde Manifiesto por la Vida repudiamos estos actos de exaltación de la cultura de la muerte, reiteramos nuestro compromiso con la defensa de la Vida desde la concepción hasta la muerte natural, y exigimos a las autoridades que sean extrictas con el cumplimiento de la ley, y a los demás partidos que no se escondan y se muestren firmes en la combatir nuevos ataques a la vida humana.
El tétrico señor Montes comenzó pidiendo un debate “sereno” y “sosegado” sobre la “muerte digna”, para, posteriormente advertir que “los derechos no se consensúan, se conquistan”, y “menos aún” con “quienes pretenden usar el consenso para limitar el alcance del progreso social”.
“No buscamos ningún grado de consenso con opiniones tan alejadas de las nuestras”, aseveró Montes, en alusión a “posiciones de rancia tradición que consideran al ser humano como usufructuario de la vida” y la vida como un don “divino”.
Causa espanto pensar que semejante personaje ha tenido en su mano la vida de centenares de personas enfermas, que esperaban un alivio en sus sufrimientos incurables. Y no extraña nada en absoluto que muchos encontrasen la muerte siendo atendidos por alguien que piensa que el ser humano no es “usufructuario de la vida”.
También llama la atención que alguien que es apasionado partidario de liquidar personas, y que haya sido procesado por asesinarlas, haya quedado absuelto cuando el informe del colegio de médicos de Madrid aludía a varios casos de negligencia médica grave, responsable directamente de la muerte de los pacientes, y cuando él mismo parece mostrarse encantado de aplicar aquello por lo que fue acusado, a la menor oportunidad.
Desde Manifiesto por la Vida repudiamos estos actos de exaltación de la cultura de la muerte, reiteramos nuestro compromiso con la defensa de la Vida desde la concepción hasta la muerte natural, y exigimos a las autoridades que sean extrictas con el cumplimiento de la ley, y a los demás partidos que no se escondan y se muestren firmes en la combatir nuevos ataques a la vida humana.
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