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En el Día Mundial contra el Cáncer de Mama, el pasado 19 de octubre, No Más Silencio emitió un comunicado en que recordó que 29 estudios internacionales señalan el aborto provocado como factor de riesgo del cáncer de mama.
Una de cada ocho mujeres sufrirán cáncer de mama a lo largo de su vida en España. Actualmente, más de un millón de mujeres han sufrido un aborto provocado en nuestro país. Según la Coalición Aborto / Cáncer de mama, representada en España por No Más Silencio, estos datos están correlacionados. Desde hace 15 a 20 años, la incidencia de cáncer de mama se ha disparado en España, poco después de la despenalización del aborto en nuestro país. Pero, según la directora de No Más Silencio España, “la prueba de esta correlación es la edad temprana a la que se están dando estos cánceres, pues un 6% de las afectadas tienen menos de 30 años. Este dato es revelador de que el aumento del cáncer de mama no se debe únicamente al estilo de vida y la alimentación, como afirman los especialistas”.
Otro factor coadyuvante a este aumento de la enfermedad es el estrés, que daña al sistema inmunológico y produce trastornos en el metabolismo. Este estrés está presente en un alto grado en las mujeres que han abortado, desencadenando múltiples enfermedades asociadas a él, en especial el cáncer. Pero el cáncer de mama tiene aún otro componente fundamental: el factor biológico, descubierto en 1980 por los estudios de Russo et al: las ratonas abortadas desarrollaban un 77’7% más cáncer de mama que las que daban a luz, pues los tejidos de éstas estaban más diferenciados y por tanto más inmunes al cáncer. La explicación que daban los investigadores es la siguiente: las células mamarias no empiezan a diferenciarse/especializarse hasta el tercer trimestre de embarazo. Si el aborto se provoca antes de esa fecha, las células mamarias no llegan a diferenciarse y proliferan en estado premamario por todo el organismo, pudiendo fácilmente malignizarse sometidas al estrés continuado propio del Síndrome post-aborto. Como es sabido, el 90% de los abortos ocurren en el primer trimestre y a mujeres jóvenes.
“Todo ello es de la máxima gravedad y no puede ser ocultado por más tiempo a la población”, reclama la directora de No Más Silencio España.
En su reflexión televisiva semanal, en el programa “Claves para un Mundo Mejor”, el Arzobispo de La Plata, Mons. Héctor Aguer denunció que en la ONU imperan ideologías contrarias al ser humano y su dignidad, que esta institución busca imponer a nivel mundial en una especie de conspiración. En nombre de los derechos humanos, alertó, no respetan los derechos fundamentales de las personas como la vida y la familia.
El Prelado se refirió a los “cambios culturales que se van produciendo en Argentina mediante “la intromisión de ideas totalmente ajenas a la tradición cultural de la Nación y, sobre todo, los proyectos de ley impulsados por una minoría que suele autodenominarse progresista“.
Tras preguntarse “¿de dónde vienen estas cosas; de dónde proceden estos propósitos, estas ideas, estos proyectos? ¿Son una originalidad criolla?“, afirmó que “hay que decir que no. Se trata en realidad de un proyecto global” que viene “de las Naciones Unidas y de una serie de organizaciones satélites de las Naciones Unidas“.
Luego de explicar que “hay mucho dinero que corre detrás de este intento de cambiar los paradigmas de conducta y alterar lo que son los auténticos derechos humanos“, el Arzobispo dijo que “entonces, podemos pensar que hay aquí una conspiración en el peor sentido de la palabra“.
“Hay una conspiración tendiente a homogeneizar el pensamiento y la conducta en el mundo entero y esto procede de los centros de poder mundial. Especialmente de los centros de poder político, sostenidos por los centros de poder financiero. Si no se ve aquí un nuevo colonialismo, un nuevo imperialismo, no sé qué nombre darle“, advirtió.
Seguidamente cuestionó: “¿Cómo es posible que los legisladores argentinos asuman esas ideas y las conviertan en proyectos de leyes?’ La transversalidad que encontramos en nuestros cuerpos legislativos tiene una dimensión internacional que se presenta como progresista y que se funda en una concepción antihumana y anticristiana, la que caracteriza a la posmodernidad“.
Tras enumerar una serie de problemas que no son tratados por los legisladores argentinos como la pobreza o la inseguridad, Mons. Aguer dijo que el “nuevo colonialismo o imperialismo” mundial que busca imponer la ONU, “desprecia especialmente a los pobres“.
“Es notable –continuó– cómo en nombre de los derechos humanos las Naciones Unidas, que debieran ser su tutela, se convierten en violadoras del derecho natural. Y eso es porque ya desde hace varios años, podríamos decir 15 por lo menos, se han impuesto en estos centros mundiales del poder ideologías contrarias a la naturaleza de la persona humana y, por tanto, de su dignidad, de sus auténticos derechos y de los deberes correspondientes“.
Finalmente el Prelado recordó que “en la década del ‘90 del siglo pasado, las reuniones mundiales de Pekín y de El Cairo, tratando los temas de la población mundial o de la mujer en la sociedad actual, han esbozado planes de cambio cultural y los han exportado a todos los países del mundo, especialmente a aquellos que están en vías de desarrollo. En Pekín y en El Cairo, y luego las reuniones sucesivas que han continuado a aquellas, se ha procurado difundir la anticoncepción, el aborto y, otros presuntos derechos de la mujer fundados en la ideología de género“.